Ultimamente me fijo mucho en las personas mayores, ¿será porque deseo la jubilación con ansia, que estoy a la caza del señor millonario que saluda todas las mañanas a la muerte pero que pasa de ella... ?¡No! Me imagino que ahora que vivo con mi abuela y en un barrio donde la mayoría de la población supera los 70 años, o te fijas en ellos, o vas mirando el suelo.
He hecho varias averiguaciones.
1.- A la gente mayor le gusta pararse a comentar cuántos medicamentos toman, lo mal que está la vida y a intentar sacar información de vecinos que hace tiempo no ven por la calle.
2.- Cuando el tiempo no acompaña, cambian la supervisión de obras por la sala de espera del médico, y para variar de ambiente, se van al consorcio de transportes a echar la mañana.
3.- Las personas mayores cuando viven en compañía se convierten en las motos del verano.
Ahora, que levante la mano la persona que no ha entendido para nada la tercera afirmación. Ahá, sí, veo... todo el mundo. En ese caso os lo explicaré, pero solo porque estamos en navidad, tss.
Las abuelas ( porque es mi caso no por cuestión de género) son como las motos en verano. Dicho esto imagino que seguís igual que antes, o incluso peor, ahora tenéis muchas mas incógnitas en la cabeza: ¿ Se parecen a las motos porque ambas necesitan muchos cuidados para que esten en buen estado? ¿Porque cuando hace mal tiempo no es recomendable que salgan a la calle? ¿Porque ambas pueden darte o quitarte notoriedad? No, no es nada de eso. Lo que pasa, y les une, es que las abuelas tienen boca y las motos tubo de escape.
En verano, cuando el calor aprieta y no tienes aire acondicionado en casa, es un acto de supervivencia abrir la ventana para no achicharrarse. Ésto hace que el fresquito, o simplemente algo de aire entre, y con él los mosquitos y ruido. Es curioso, pero salvo que vivas al lado de una feria el ruido solo entra cuando pasa lo importante de la película ¡y no te deja oir! Si alguien estuviera en su casa pidiéndole matrimonio a su churri, en el momento de realizar la gran pregunta, seguramente pasaría una moto que convertiría el momento en un gran ¿QUÉ! ¿Que si quiero qué! No, gracias, no me apetece un Martini ahora, y levántate, que no sé qué haces en el suelo ¿se te ha caido una lentilla?
La abuela, que problemas de clima no tiene, porque lo mismo le da que sea verano o invierno entra en la habitación donde estés viendo la tele y justo cuando van a decir el nombre del asesino, entrará ella para contarte que mañana hay que abrigarse porque han dicho en el tiempo que va a hacer mucho frío. En el caso de que el momento culmen de la peli sea un beso, lo que hará será ponerse en medio, siempre sin querer, y ponerse a reír al ver cómo te contorsionas para poder ver la tele. En ocasiones, si les hace mucha gracia, alargan el momento, moviéndose para el lado al que te mueves tú. El colmo de esto es cuando entra hablando y se planta en medio, ahí ya si que piensas: Mi abuela es la Harley Davison de las abuelas, qué clase, qué estilo... y no sabes si aplaudir, llorar o darla un abrazo por ser tan genial.
Las abuelas solo tienen un defecto, que en el fondo no es su culpa, es cosa de la edad y que todo acaba rebosando. Cuando llegas a mayor no puedes parar de hablar, tienes tanto conocimiento en ti que o hablas o te mueres por sobreinformación. Como tu vida corre peligro te da igual que esté otra persona hablando, que tenga sentido lo que dices o que alguien te esté escuchando. O hablas o mueres.
Ahora imaginad la escena de la pedida de matrimonio ( o es de mano... no sé es que nunca he entendido por qué se pide la mano, pide la cartera.. total, si ya puestos... vayamos a lo importante ¿no? Ay, no, que creo que el matrimonio no se considera un negocio como tal, que hay gente que aún piensa que tiene que ver con el amor).
Volvamos a la escena: parejita feliz, momento de: churri te quieres casar conmigo y... justo, a la par, entra la abuela: corazón, abrígate que mañana hace frío, que lo han dicho en el tiempo, y sino fíjate como está mi amiga la Antonia, que está en cama malísima, un catarro mal curado ya ves tú, ¡pero qué haces con la rodilla en el suelo! ¡Levántate que vas a coger frío y tú deja de llorar que la Antonia no se muere!
lunes, 28 de diciembre de 2009
domingo, 13 de diciembre de 2009
Las redes sociales y los metros.
Pido disculpas por no haber escrito antes, he estado de viaje. Os recomiendo Babia y la Luna de Valencia,preciosas en esta época del año.
En este tiempo sin escribir me he dado cuenta que estoy un poco enganchada a las redes sociales, vale que sólo estoy en dos (caralibro y tuentidad), pero me han absorvido, soy incapaz de estar un día sin meterme en alguna de las dos. Pero Srta. Aristas, ¿tantos amigos tienes que necesitas meterte todos los días? Pues mira, no, pero en mis ratos inertes me gusta ver de qué se han hecho fan mis amigos, si han subido fotos y, la verdad, ver cómo va mi granja. Es curioso que me haya hecho una granja, yo, que soy más de ciudad que el asfalto, que nunca me han gustado los juegos de ordenador... ¡Yo! que de pequeña lloré y lloré porque una huelga de autobuses nos retuvo un día más en la granja escuela y la costra de la herida de la rodilla se me enganchaba con el peto vaquero, al final, caí, me hicieron una granja y acabé siendo una granjera busca esposo.
Las redes sociales no sólo sirven para encontrar a antiguos compis de cole ( que ni te van ni te vienen, sólo quieres ver si siguen igual de feos que antes) sino que te das cuenta que no estás sóla , que hay mucha más gente que separa la comida por colores ( no lo hago, lo juro, lo único que la comida marrón tirando a negra nunca ha sido muy apetitosa, por mucho Caviar Beluga que pongan), o que hay muchas más personas a las que les encantan las mujeres con bolsas en la cabeza y que bailan pasodoble en las fiestas del pueblo juntas.
Privacidad a parte, las redes sociales son como vagones de metro, es un sitio público, donde para entrar necesitas registrarte ( abono, billete, los que se cuelan son los hackers), y ahí te muestras cómo eres, comedido, deslenguado, que te dan igual los demás y subes vídeos de regeton o tchun tchun ( en el metro los sufres, en Internet es cierto que si no pinchas sobre el enlace no lo oyes). Al igual que en el metro, en las redes sociales también se intenta ligar, y por supuesto también se ignora a los que lo intentan ( o por lo menos yo). Hay veces que piensas, pero este chico, ¿se habrá dado un golpe en la cabeza? porque hay actitudes que como sus fotos, no son normales. Yo no suelo agregar a la gente que no conozco, de hecho nunca se me ha pasado por la cabeza hacerlo. La gente miente en Internet, lo sé, porque yo a veces también lo he hago, aquí no, nunca ¿eh?, tenedlo claro, a vosotros nunca, lo mismo algún día he escrito con mayor creatividad que otro.
Las redes sociales dan para hablar mucho y mucho se ha hablado ya, por eso no os voy a aburrir más con esto. Disfrutad de las redes e ignorar peticiones de gente que se fotografía en camiseta de tirantes y con una especie de bazoca, a mí me dan miedito no sé a vosotros.
Para terminar, el botón de "me gusta" debería estar situado al lado de su antónimo.
En este tiempo sin escribir me he dado cuenta que estoy un poco enganchada a las redes sociales, vale que sólo estoy en dos (caralibro y tuentidad), pero me han absorvido, soy incapaz de estar un día sin meterme en alguna de las dos. Pero Srta. Aristas, ¿tantos amigos tienes que necesitas meterte todos los días? Pues mira, no, pero en mis ratos inertes me gusta ver de qué se han hecho fan mis amigos, si han subido fotos y, la verdad, ver cómo va mi granja. Es curioso que me haya hecho una granja, yo, que soy más de ciudad que el asfalto, que nunca me han gustado los juegos de ordenador... ¡Yo! que de pequeña lloré y lloré porque una huelga de autobuses nos retuvo un día más en la granja escuela y la costra de la herida de la rodilla se me enganchaba con el peto vaquero, al final, caí, me hicieron una granja y acabé siendo una granjera busca esposo.
Las redes sociales no sólo sirven para encontrar a antiguos compis de cole ( que ni te van ni te vienen, sólo quieres ver si siguen igual de feos que antes) sino que te das cuenta que no estás sóla , que hay mucha más gente que separa la comida por colores ( no lo hago, lo juro, lo único que la comida marrón tirando a negra nunca ha sido muy apetitosa, por mucho Caviar Beluga que pongan), o que hay muchas más personas a las que les encantan las mujeres con bolsas en la cabeza y que bailan pasodoble en las fiestas del pueblo juntas.
Privacidad a parte, las redes sociales son como vagones de metro, es un sitio público, donde para entrar necesitas registrarte ( abono, billete, los que se cuelan son los hackers), y ahí te muestras cómo eres, comedido, deslenguado, que te dan igual los demás y subes vídeos de regeton o tchun tchun ( en el metro los sufres, en Internet es cierto que si no pinchas sobre el enlace no lo oyes). Al igual que en el metro, en las redes sociales también se intenta ligar, y por supuesto también se ignora a los que lo intentan ( o por lo menos yo). Hay veces que piensas, pero este chico, ¿se habrá dado un golpe en la cabeza? porque hay actitudes que como sus fotos, no son normales. Yo no suelo agregar a la gente que no conozco, de hecho nunca se me ha pasado por la cabeza hacerlo. La gente miente en Internet, lo sé, porque yo a veces también lo he hago, aquí no, nunca ¿eh?, tenedlo claro, a vosotros nunca, lo mismo algún día he escrito con mayor creatividad que otro.
Las redes sociales dan para hablar mucho y mucho se ha hablado ya, por eso no os voy a aburrir más con esto. Disfrutad de las redes e ignorar peticiones de gente que se fotografía en camiseta de tirantes y con una especie de bazoca, a mí me dan miedito no sé a vosotros.
Para terminar, el botón de "me gusta" debería estar situado al lado de su antónimo.
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