lunes, 15 de marzo de 2010

Hace unos días un amigo me dijo: Qué manía tienes con dominar el mundo.
A lo que yo le respondí: Tranquilo, dejará de ser manía en cuanto lo domine.

No entiendo esas risitas, ni esas "molestias" ante mi insistencia de dominar el mundo. No es nada malo, es una ilusión, como otra cualquiera, ¿a caso la gente se ríe o dice "qué manía" cuando una modelo delante de un micrófono dice desear la paz mundial? No, nadie hace éso, al contrario, piensan que se la podría presentar al premio Nobel de la paz, porque ahora esa candidatura está abierta a toda persona que desee con toda su alma o con toda una campaña de comunicación, la paz mundial, y que nadie pase hambre (empezando por ellos mismos, que oye, si te vas a poner a luchar por la paz mundial, tendrás que coger fuerzas, ¿no?)
Todavía no tengo muy claro cómo comenzar mi carrera hacia el dominio del mundo (a veces me dan delirios de grandeza y pretendo el universo) aunque sí tengo claro que no va a ser por medio de elecciones democráticas ni nada por el estilo. La democracia está muy bien, pero cuando hablamos de dominar el mundo, está claro, se nos vuelve en inconveniente.
Sería muy cansado a la par que complicado conseguir que toda la población mundial me votara. Sé que tengo encanto suficiente como para que sucediera sin ningún tipo de triquiñuela, pero... ¡¿a quién voy a engañar?! Me he criado con la televisión, donde el espectáculo es el que manda y el que más cuota de pantalla consigue, gana, por lo que creo que debería empezar a hacerme conocida vía Internet, lo cuál haría que al final, ya con ordas de fanses a mis espaldas, saliera en televisión. La gente se compraría camisetas con mi imagen y mis grandes frases. Se peinarían como yo, es decir, que harían con su pelo lo que les brotara, y en cuanto la línea de electrodomésticos estuviera agotada, el mundo estaría listo para mi gran golpe: Srta. Aristas, el musical.
Como veis esto es un plan a largo plazo, así que al igual que todos los candidatos al premio Nobel de la paz debo alimentarme bien para coger fuerzas, y por lo tanto, cy puesto que la comida aún no es gratis, tengo que buscar un trabajo que me permita conseguir la fuerza de Popeye. Así que ahora mismo me encuentro en ese estupendo momento de la vida, donde en plena crisis intento buscar un empleo por que... ¡HE ACABADO LA CARRERA!






PD: Madre mía la de tontunas que hay que decir para que no se noten mis ansias de hacer saber a todo el mundo que ya soy una licenciada más, je. (Aunque sí, quiero dominar el mundo, qué se le va a hacer).