Cuando eres joven ( porque aún me considero joven, tss, ¡que leches! lo soy, lo soy) los consejos o no tan consejos que te dan las personas mayores ( definamos persona mayor como aquella que nació una hora antes que yo) te entran por un oído y te salen por el otro.
En mi caso no es así, yo los escucho atentamente, incluso muchos de ellos me parece buenísimos consejos, pero claro, mi cerebro debe ser una especie de parque de bolas en el que perderse ha de ser tremendamente fácil, y por ese motivo nueve de cada diez consejos que me dan, no los "uso".
Ejemplos:
1.-
- No te subas ahí que te vas a caer. No te subas ahí que te vas a caer. No te su¡VES!
- No paza nadfa zi la zanfre lo que tienef ef que ef muy ezcandalofa, pfero no me he hefcho nafda...
2.-
- Sería mejor si te pusieras guantes para usar ese pegamento, que seca muy rápido.
- Tranquila, que no me va a pasar nada.
- Tú verás.
- ¿Qué era mejor, tirar poco a poco o rápido? Bueno, las huellas dactilares tampoco son tan importantes... ¿no?
3.-
- Voy a hacer que salten todos los flashes, no miréis.
- ¡Mis ojos! ¡ Me he quedado ciega! Uy, ahora veo todo el rato África.
4.-
- Ahora te aprietas el algodoncito durante un buen rato, y luego ya te lo quitas.
- Aish, me duele el brazo, ¡oah! tengo un huevo, va a ser que 5 segundos apretando no equivalen a un buen rato.
Seres humanos del mundo mundial, hay que hacer caso a las mamás, los papás, los abuelos y demás personas mayores ( una hora mayor), porque en el 90% de las ocasiones, tienen razón.
PD: me duele el brazo, jo.
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2 comentarios:
A mí lo de seguir consejos nunca me ha gustado, especialmente los de mi madre. Lo peor es que siempre acabo escuchando eso de Te lo dije.
Sí, creo que escuchar esas tres palabras es casi lo peor de no seguir los consejos. Pero bueno, seguir uno al año no hace daño ¿no?
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