Os voy a contar una cosa que me pasó el otro día, como hace... una semana o más, pero al fin y al cabo, el otro día. Bueno, me dirigía feliz y contenta hacia casa de una amiga donde habíamos quedado unas cuantas jóvenes supermajas y estupendas para cenar, hablar, reírnos, ver una peli y ya; la peli no llegamos a verla, nos quedamos dormidas, pero bueno, la intención es lo que contaba ¿no?. Total, que me monto en el metro y me fijo en un señor, no penséis mal, me fijo porque me suena su cara, así que me paso varias estaciones mirándole de vez en cuando y armándome de valor para preguntarle si es él el que toca el violín en la estación de ciudad universitaria. Una vez construido mi escudo de valor me acerqué a él y se lo pregunté, y sí, era él. Nos pusimos a hablar, él es rumano y no haba muy bien, pero es lógico si solo toca el violín... poco puede practicar el español, aún así nos entendimos bien, me contó un poco de su vida, le contesté preguntas sobre la gente joven de aquí que quería saber, como que qué hacíamos para salir y que a qué hora solíamos regresar, todo correcto hasta que me dijo que el próximo día que le viera en el metro le hablara que me quería dar una cosa. Madreeeeeeee, cuatro días que me estuve preguntando qué sería lo que me quería dar, como me había dicho que era director de coro de una iglesia evangélica del séptimo día y que dentro de nada iban a dar un concierto, pues pensé que quería darme una invitación, pero... no amigos, no, eso no era lo que me quería dar. Lo que me dio fue un libro de esos de encuentra el camino, y no me refiero a los que te dicen: pasa a la página 20 si quieres ir a buscar el tesoro encantado, pasa a la página 15 si quieres comerte primero una manzana y luego echarte la siesta. Era un libro de esos que hablan de Dios y todo eso. Cuando me lo dio no supe que decir: ¿gracias? pues.. no sé si se las dí la verdad, pero le dije que yo no creía en Dios, cosa que le extrañó y me preguntó por qué la gente joven de aquí no creía en Dios y que dijo que lo leyera y luego le hiciera preguntas.
Tengo el libro en casa, y no sé qué hacer con él, porque no me lo quiero leer, es que no me gusta la religión, pero ¿qué hago?, ¿ se lo devuelvo?, ¿lo echo a reciclar?, ¿lo meto en un cestillo lo dejo en la puerta de una biblioteca llamo al timbre y echo a correr?
Madre mía, no sé qué le voy a decir cuando le vuelva a ver, ¡qué tensión, por el amor de Dios! ¡mierda! ¡el libro ya está haciendo su función sin darme cuenta! ¡me quieren evangelizar!
Menos mal que soy fuerte y no podrán conmigo, que yo como carne y de todo y me da igual que sea semana santa o semana diabólica.
PD: he estado trasteando en el blog y creo que ahora se puede comentar sin identificarte, así que nada, si queréis intentarlo, genial y sino, pues también.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Jajajaja, yo me quedo con la opción de meterlo en una cesta y dejarlo en la puerta de una bibiloteca.
Como siempre, muy grande, eres muy grande, páhara
La anónima en cuestión es Mertxe, by the way
Gracias, cada vez que me dices eso engordo quintales.
Marco opción dejarlo en un cestillo, jeje.
"...pasa a la página 15 si quieres comerte primero una manzana y luego echarte la siesta..."
dios, me parto contigo. Yo tenía un libro de esos.
Déjalo en la estanteria y que pase a ser un recuerdo de otra anécdota más.
PD: Gracias x quitar lo de identificarse, así nos dejas a tus admiradores secretos q te podamos comentar cuando queramos¡
Un saludo¡
eres muy grande Aristas casi me atragando de la risa que me ha dado leerte!
jajajaja eso te ha pasado en serio?? Luego te ries de mi porque me pasan cosas pintorescas y absurdas!!! Adoro que seas amiga del rumano que toca el violin, que por cierto, lo hace de maravilla! -Siempre que paso a su lado me quito el casco del ipod para oirle...
Muchachadaaaaaaaaaaaaaa, que pensaba que os había contestado y no. Así, que... nada, muchas gracias por leerme, y:
Admirador Secreto, (extraño nombre compuesto), creo que el libro acabará en al estantería sí, pero lo del cestillo... me tira.
Anónimo que casi se atraganta: un poco de cuidado, que tampoco es plan, a no ser que luego vayamos a medias y reclamemos una indemnización al seguro por responsobilidad social, mm, podemos pensarlo, ¿no? jeje.
Leeeti, Merche, aishh, gracias, ¡hermosas!
Publicar un comentario