jueves, 11 de febrero de 2010

He vuelto y para quedarme... bueno, vale, lo mismo.

¡He vuelto!
Me gustaría haber hecho una entrada como la de Aladín, con camellos, elefantes, dromedarios y un genio azul que se disfraza de mil cosas, pero lo hago en forma de post, que también tiene su grandiosidad.
En este tiempo que no he escrito, a parte de hacer examenes, he puesto una denuncia por suplantación del estado civil ( yo pensaba que era identidada, pero los delincuentes al ser más listos, buscan a gente soltera, que es más fácil) y he ejercitado mi paciencia y educación.
Lo de la suplantación es interesante, sobre todo porque me sucedió el día antes del último exámen y me pasé toda la tarde recopilando pruebas y luego poniendo la denuncia, que difícil no es, pero cuando pillas cambio de turno y no saben si es delito o no, pues como que se hace todo un poco lento. De este tema no voy a contar mucho más, pero os diré que hice reír a un policía y a otro, que también se rió un poquillo, le puse en ocasiones rojo, que ¿por qué? Porque yo suelo hablar en plata y llamo a las cosas por su nombre, nombres que a ciertas personas y a estas alturas de la vida todavía le sonrojan.
Pasemos a mi ejercicio de paciencia el cual lo contaré en forma de carta hacia la persona que hizo que sudara la gota gorda con tanto entrenamiento.

Estimado técnico de Internet:
Soy una persona que presume de no llamar amigo a nadie hasta que no la conoce bien, o ha pasado muchas horas juntos a lo largo de un año.
Sé que eres una persona lista, al fin y al cabo eres técnico de Internet, de algo se ve que entiendes, pero tu concepto de amistad o de trato cordial me turban, y mucho.
¿En qué momento pensaste que llamarme amiguita era un buen trato? No te pido que me trataras de usted, que no ( soy de la opinión que el usted hoy en día solo se usa para insultar con educación), pero un tuteo normal, no hubiera estado de más.
Amiguita, bla, bla, bla. Amiguita, blo, blo, blo. Amiguita.
Por cada amiguita tuyo, era una respiración profunda mía y contar hasta mil y evitar decir ¡que no soy tu amiga y menos tu amiguita!
¿Pero no se da cuenta que cuando dejas de ser pequeño la palabra amiguita es despectiva? Si no pregúntale a cualquier madre o abuela del mundo cómo llaman a las churris de los hijos y nietos.Amiguitas, sí, y con tonillo, que es lo peor.
Técnico de Internet, no estoy en contra de las llamadas personales en horas de trabajo, de verdad que no, pero si las recibes y hay gente desconocida ( por mucho que la llames amiguita) evita, por favor, utilizar palabra como : cosita, qué hacías, y ducha.
No, en serio, evitalas, porque a mí me dieron ganas de vomitar, no sólo porque llames a tu churri cosita y lo digas con boquita de piñón, no, sino porque creo que no hay necesidad de que me entere que cuando la llamaste antes estaba en la ducha y que os queréis mucho. Uy, ¿ves eso que huele mal y está en el suelo? ¿Sí? ¡Pues es mi vomito, gracias!
Sí "amigo" técnico, sí, no sólo odio la palabra amiguita sino que las muestras de cariño con apelativos estúpidos solo los concibo para los perros o mascotas en general. Y como acabas de ver tuviste mucha suerte de salir limpito de mi casa sin ningún tipo de daño físico. En serio, ¿en qué piensa esa gente que llama cosita a su pareja? ¡¿En qué?! ¡Es una persona! ¡¡Persona!! Cooosa, persoooona, son dos conceptos bien distintos.

Para ser sincera, técnico, saliste vivo de mi casa porque fuiste majo y no me cobraste la visita y me solucionaste el problema, aunque por lo visto no deberías haberlo hecho, y una sabe que, nadie da duros a pesetas o euros a céntimos, y tu visita me costó eso, aguante, tanto aguante que creo que hasta salió cara la visita.

Aún así, muchas gracias por solucionar el problema, pero deberías mirarte lo de las confianzas unidas a diminutivos.

Atentamente, Srta. Aristas (no amiguita)

2 comentarios:

Martita dijo...

He estado por aqui dando una vuelta... y me encanta,tiene chispa.

Por si quieres darte una vuelta por el mio:

Srta. Aristas dijo...

Graciaaaasss, yo le he echado un ojillo, bueno los dos, y... ¡madre mía! Cómo escribes maja, me ha encantado. chachi guachi el tuyo.