Excursionistas

A la gente de ciudad nos gusta mucho eso de irnos al campo a pasar el día, decimos que así desconectamos de la ciudad que nos apresa y oprime, que lo necesitamos para sentirnos libres, pero ya os digo yo que eso es una sucia mentira, ¡una falacia señores! Los de ciudad vamos al campo a caernos de culo entre las rocas y fabricarnos agujetas de las que quejarnos durante dos días.
Para el que esté pensando que he ido de excursión... ¡te has equivocado! Yo fui... a celebrar 4 cumpleaños, que es muy distinto, que fuéramos al campo es... algo secundario.
El día elegido para tamaña celebración fue el pasado sábado, como nos habían dicho que las pozas de La Pedriza de petaban ( sí, he escrito petaban, pero jo, es lo que nos dijeron) decidimos madrugar y quedar todos en un mismo punto para ir junticos y.. bueno, realmente... de los nueve que fuimos sólo uno sabía ir.
Partimos, con retraso, divididos en dos coches , el gris ( cuatro componentes) seguía al negro ( con cinco), yo, iba en el gris. El negro arranca y comienza su andanza por las calles de Madrid para, algún día, llegar a La Pedriza.
Los del coche gris íbamos hablando, contándonos historias, cantando, hasta que nos damos cuenta que el coche negro callejea mucho, vamos que no vamos a llegar a destino en tres años. Los del coche gris, muy listos nosotros comenzamos con: buá, no sabe ir, ya verás. Pfff, no tiene ni idea. ¿Pero por dónde se mete? No sabe, no sabe.
El coche negro, ve un hueco y aparca, así que nosotros viendo que teníamos razón nos encaminamos a ponernos a su altura para decirles: Qué, ni idea de ir ¿no?
Una vez colocados a la altura del coche negro, los cuatro integrantes del coche gris giramos nuestra cabeza con nuestra mejor sonrisa de: pringaaaooooosssss.
No llegamos ni a pronunciar la p, porque resulta que estuvimos siguiendo a un pobre hombre por Madrid sin darnos cuenta. Nosotros nos reímos mucho, pero creo que el hombre se debió de hacer pis encima de la tensión, lo mejor de todo es que se parecía muchísimo a un profesor de la facultad que nos ha suspendido a todos los que ibamos en el coche, realmente no es lo mejor, pero ese pequeño detalle me encanta.
Lo sé, si fuimos nueve en 2 coches y en el gris íbamos cuatro.. eso significa que en el otro iban cinco personas y nosotros no nos dimos cuenta que el coche al que seguíamos le faltaban cabezas, unas cuatro, para ser exactos, pero.. os lo explico. El coche negro, el coche gris, en eso nos fijamos, en el color, ya está.
Al final llamamos al coche que sabía ir y pudimos proseguir el camino. Nos volvimos a perder, pero esta vez juntitos y como había un cartel que ponía La Pedriza nos valió, así que cogimos nuestras neveras, bolsas y ánimo y nos metimos por un camino de piedras y árboles y dificultades, sí, nos salimos del camino, aunque por suerte lo retomamos después.
Como no estábamos muy seguros de llegar al sitio que nos habíamos propuesto y seguir vivos para contarlo, nos apeamos en unas rocas grandotas con pocitas ( que aunque utilice el itas estaban bien de tamaño para refrescarse), así que allí comimos, nos bañamos, nos resbalamos,nos echamos la siesta, sentimos necesidad de merendar y sí, algún pis hicimos entre rocas).
No me caí, resbalarme sí, pero al estar dentro del agua, se nota menos, pero un amigo sí se cayó y al parecer, porque yo no estaba en se momento, se pegó una buena, tranquilos que el muchacho está bien ( es que él es de pueblo, y claro, está más "curtío").
Me lo pasé muy bien, me regalaron cosas muy muy chulis y bonitas y.. me quemé un poco los muslámenes y fui atacada por la salsa en escabeche de unos mejillones.




A los amantes de la naturaleza: recogimos toda la basura, y un señor nos ayudó a ello, porque se llevó una bolsa nuestra, me imagino que creyó que estaba abandonada.