domingo, 21 de diciembre de 2008

¡Feliz petardo a todos!

Soy de esas personas asquerosas a las que nos gusta la navidad, nos da por sonreír ( a veces, que tampoco hay que exagerar) y nos encantan las luces de navidad y ver todo todo todo adornado.
Pero... voy a ser sincera, hay ciertas cosas de la navidad que no me gustan, imagino que será porque para mí estas fiestas carecen de significado religioso, no soy cristiana, así que mis fiestas tienen una visión más bien tipo: qué bien, voy a cenar con toda la familia, vamos a dicutir un poquillo ( en mi casa somos muy de acalorarnos al hablar, pero sin que nadie se enfade), y a reírnos un buen rato, y...uoooo al final de las navidades nos damos regalillos ( soy una chica materialista, Madonna se lo llamó y mirar qué bien vive ahora).
Bueno, que me pierdo, como os decía estas fiestas para mí no son nada religiosos, por eso hay ciertas tradiciones que no comprendo, ¿ la misa del gallo quizás? No, oye, cada uno va a misa a la hora que quiere, puede y le dejan; yo me estoy refiriendo a los petardos, esos que no paran de sonar en tooodas las navidades, PUM, CATAPUM, MEGAPUMPUM. Eeh..., lo mismo estoy equivocada pero... a mí no me suena que en la Biblia ponga nada de: y cuando María, después de un parto largo y doloroso, (porque así lo quiere nuestro Señor, que ya ves tú cómo se puso por una manzana), le anunció a su marido, el carpintero que pensaba en crear un Ikea, que su churumbel era un niño sanote sanote que se llamaría Jesús; José, que estaba muy contento salió del pesebre y mientras gritaba bien alto que era padre de un niño al que llamarían Jesús, que vinieran a conocerle porque no le preguntarán por qué, pero él creía que no viviría más de 33 años, sacaba de su túnica unos cuantos petardos y los hacía detonar, incluso algunos los metía en botellas de coca- cola para que hicieran más ruido y la gente al oirlo se acercara para ver al bebé.

Está claro, que si esto es así, nos han estado engañando toda la vida, los Reyes Magos no llegaron siguiendo una estrella, que va, llegaron guiándose por el ruido de los petardos: - Tsss calla Melchor, que no oigo.- Joé, Gaspi, que pesao te pones, PUM, ves, ves como sí se oyen. - Pfff, que pesaitos que sois chicos, espero que no os hayáis olvidado vuestros cofres y de haber ido al baño antes, que el camino es muy largo y no quiero hacer paradas innecesarias. ¡Gaspi! deja de hacerle burla a Melchor; madre mía qué viajecito me espera.

En fin, si alguien me confirma que lo de los petardos y la navidad tiene sentido, prometo no insultar, ni siquiera mentalmente, a nadie que me asuste con ese sonido tan armonioso que es el del petardo, pero por si acaso:


¡Feliz petardo para todos!

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