¿Sabéis lo que me suele pasar? que justo, cuando me meto en la camita a dormir, y estoy agustito, sonriendo incluso porque por fín voy a disfrutar de uno de mis placeres... mi cerebro no sé por qué se activa. Sí, empieza a generar un monton de ideas, historias, cuentos, y mil cosas más. Es increible, puedo tener un día de lo más lineal en cuanto a pensamientos que es llegar la hora de dormir y oye, se activa. Es como si fuese un mecanismo de dar por cu**o: ¿quieres dormir? pues va a ser que no, porque fijate, no sé si has caido que podría estar rico si mezclaras en un bocadillo, mermelada de frambuesa con pavo y unas laminitas de almendras. Mmm, no sé, lo mismo, aunque... a quien le gusta la mermelada de frambuesa es a mi hermana, que por cierto la tengo que llamar , a ver qué se cuenta, porque el otro día vi una cosa muy graciosa en la tele y me acordé de ella... . Y así, encadenando pensamientos me dan las tantas, algunas cosas están bien, y pienso, a ver si no se me olvidan y las cuento mañana, pero... se me olvidan, y lo que es peor, me vuelvo a acordar justo antes de dormir.
Creo que debería tener un cuaderno y un boli debajo de la almohada.
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